El meteorito de Tunguska.
30 de junio de 1908. Está amaneciendo y de repente
una explosión destroza una superficie de 2.000 kilómetros cuadrados de bosques
de coníferas en el río Podkamenaya Tunguska, en la Siberia central rusa.
Afortunadamente era una zona deshabitada, aunque en los testimonios de
habitantes a decenas de km de la zona, recogidos casi veinte años, se observó
una bola de fuego que explotó, generando una ola de calor que incendió los
árboles, además de una onda expansiva que derribó árboles en un diámetro de 50
km. Las ondas sísmicas que generó el suceso de Tunguska equivalen a un terremoto
de 5 grados de la escala Richter. Y la nube que se levantó, de gas y de polvo,
iluminó las noches durante semanas (se cuenta que varias horas tras la puesta
de Sol, en Londres se podía leer el periódico sin luz artificial).
¿Explosión de un ovni?
¡Cómo no! Se cuenta que un ingeniero ruso,
Alexander Kazantsev, propuso en 1946 que el origen fue una nave extraterrestre
cuyo motor nuclear explotó. No se suele explicar que Kazantsev realmente
escribió un relato de ciencia-ficción, y así afamados divulgadores de “lo coulto”
como Bergier, Vön Daniken o Benítez, repitieron la especulación como si tuviera
base científica. Que no la tiene…Incluso, como siempre pasa en estos temas,
aunque hay un “científico” ruso (en este caso, un ingeniero llamado Yuri
Labvin, según informa el divulgador científico Félix Ares), presentó en febrero
de 2007 los restos de lo que él dice que era el ovni de Tunguska. Como siempre,
el misterio vende más que la explicación, como pudo comprobarse en el episodio
125 del programa en Cuatro.
¿Miniagujeros
negros? ¿Antimateria?
Desde hace 40 años, una de las teorías exóticas
sobre Tunguska más popularizada sería que la explosión fue provocada por esta
materia exótica. Albert A. Jackson y Michael P. Ryan, de la Universidad de
Texas, fueron los padres de esta idea del agujero negro, en 1973, que ha sido
repetida y transformada sin parar. Aunque nadie explica qué le pasó al agujero
negro: si entró por Tunguska… ¿por dónde salió? Ningún otro cataclismo fue
registrado en otra parte del mundo..
La verdad
Ahora que se ha cumplido un siglo de la explosión
de Tunguska podría ser un buen momento para dar el caso por cerrado (a pesar de
lo que quieran inventar los vendedores de misterios). Justo el día en que se
cumplían 100 años, en la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao, varios expertos convocados
por la Universidad del País Vasco y el Círculo Escéptico, entre otras
instituciones, realizaron una jornada sobre este evento (los vídeos en Magonia)
aportando la ciencia que a menudo faltó a los mitos: pocas dudas caben de que
fue un cuerpo que explotó a 6 u 8 km de altura, el causante del “suceso”, sin
dejar cráter, pero con los efectos conocidos.
Expediciones realizadas en los años 50 y 60 habían
encontrado ya restos que explicaban la ausencia de cráter, pero mantenían la
hipótesis de un cataclismo cósmico de este tipo. (El año pasado, un equipo
italiano de la Universidad de Bolonia situó el impacto en la zona del lago
Cheko, pequeño lago que se habría generado precisamente con él, aunque la
teoría no está comprobada). Si el impacto hubiera llegado sólo cuatro horas más
tarde, la zona de impacto habría sido la ciudad de San Petersburgo, y la
catástrofe habría sido terrorífica, con millones de muertos. Afortunadamente,
el último gran impacto del que tenemos constancia sucedió donde menos mal
podría haber causado. Pura suerte: los servicios astronómicos de estudio de
Objetos Cercanos a la Tierra monitorizan estos cuerpos para ver si algo así
podría suceder de nuevo el futuro.
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