Centralia: el pueblo olvidado....
En la región del carbón de los Montes Apalaches de
Pensilvania, al noreste de Estados Unidos, se halla Centralia, o más bien lo
que queda de esta pequeña población, que un día fue una próspera comunidad minera
y terminó convertida en un pueblo fantasma en cuyo subsuelo arde un infierno a
más de 700ºC.
En la región del carbón de los Montes Apalaches de
Pensilvania, al noreste de Estados Unidos, se halla Centralia, o más bien lo
que queda de esta pequeña población, que un día fue una próspera comunidad minera
y terminó convertida en un pueblo fantasma en cuyo subsuelo arde un infierno a
más de 680ºC.
Centralia es un pequeño pueblo ubicado en
Pensilvannia. Hace cinco décadas los pobladores llevaban una vida normal, como
la de cualquier otro; pero en 1962 la vida de todos ellos cambió, luego de
incendiarse una vieja mina de carbón que arde debajo de la ciudad… ya por 50
años sin apagarse!!
Fue precisamente el carbón el que dio lugar a la
fundación de la localidad a mediados del siglo XIX y sería ese mineral el
culpable de su desaparición.
Un fuego subterráneo iniciado de forma accidental
hace ahora 50 años cerca de una mina abandonada, acabó extendiéndose por el
subsuelo del pueblo, obligando a trasladar a la práctica totalidad de sus 1.200
habitantes y a derruir más de 500 casas.
El fuego se ha extendido por todo el pueblo,
destruyendo carreteras, casas, postes de luz y todo. Las llamas de la
superficie fueron apagadas por los bomberos, pero el carbón subterráneo siguió
ardiendo bajo las casas hasta hacerse un monstruo incontrolable. La extrema
calentura y los gases obligaron a los habitantes a huir del pueblo. Es un
verdadero pueblo fantasma que arde casi medio siglo. En el lugar hubo alguna
vez una sala de cine, 3 escuelas, una docena de restaurantes, una oficina de
correos e iglesias.
Hoy día, Centralia es un lugar abandonado y
fantasmal. La mina subterránea sigue ardiendo y se calcula que contiene carbón
para hacerlo durante 250 años más.
El aspecto actual de Centralia es lo más parecido a
una película de terror. De hecho, el lugar sirvió de inspiración para la
película “Silent Hill”. Aquí y allá, el monstruo ha levantado las calles o
partido en dos las carreteras; pequeñas columnas de humo delatan los lugares
por los que trata de respirar.
La carretera estatal 61, que fue cerrada a mediados
de los 90, es un lugar auténticamente espectral. Un enorme cartel nos advierte
del peligro poco antes de llegar: “Incendio en mina subterránea. Adentrarse en esta
área puede ocasionar graves daños o la muerte. Gases peligrosos. Peligro de
hundimiento”. La fuerza del incendio ha rajado la carretera en dos; una
gigantesca grieta que cruza de un lado a otro como si la tierra acabara de
estallar.
Pueblo:
Actualmente se calcula que la veta de carbón bajo
Centralia tiene unos 10 kilómetros de extensión y arde a unos 1.000 metros de
profundidad. Las autoridades se dieron cuenta de su existencia a mediados de
los 70. Los bomberos abrieron varios agujeros en la tierra para comprobar las
evoluciones del incendio y lo consideraban controlado hasta que el propietario
de una gasolinera local introdujo una vara para medir los tanques subterráneos
y descubrió que estaban a 80º C.
Actualmente se calcula que la veta de carbón bajo Centralia tiene unos 10 kilómetros de extensión y arde a unos 1.000 metros de profundidad. Las autoridades se dieron cuenta de su existencia a mediados de los 70. Los bomberos abrieron varios agujeros en la tierra para comprobar las evoluciones del incendio y lo consideraban controlado hasta que el propietario de una gasolinera local introdujo una vara para medir los tanques subterráneos y descubrió que estaban a 80º C.
Poco tiempo después, un niño de 12 años fue
rescatado tras caer en un pozo de más de 40 metros que se abrió bajo sus pies.
A la vista de los acontecimientos, las autoridades se pusieron en marcha y en
1984 evacuaron la ciudad. Unas cuantas familias optaron por quedarse hasta que
en 1992 fueron expulsadas definitivamente.
Hoy día, lo poco que queda del pueblo ha sido
devorado por la vegetación. De vez en cuando algún grupo de despreocupados
turistas se aventura en las inmediaciones de la mina y se fotografía junto a
las humeantes chimeneas. Ignoran que, en cualquier momento, el monstruo puede
despertar.
CENTRALIA,1962