28 de noviembre de 2015

Sputnik

 Sputnik.                      
                                                   Sputnik,el primer satélite artificial.  

El Sputnik lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética fue el primer satélite artificial de la historia. En 1885 Konstantin Tsiolkovsky fue el primero en escribir en su libro "Sueños de la Tierra y el Cielo" (ISBN 1414701632) cómo un satélite podía ser lanzado dentro de una órbita de poca altitud.




El Sputnik 1 tenía una masa aproximada de 83 kg, contaba con dos transmisores de radio (20,007 y 40,002 MHz) y orbitó la Tierra a una distancia de entre 938 km en su apogeo y 214 km, en su perigeo. El análisis de las señales de radio se usó para obtener información sobre la concentración de los electrones en la ionosfera. La temperatura y la presión se codificaron en la duración de los pitidos de radio que emitía, indicando que el satélite no había sido perforado por un meteorito. El Sputnik 1 se lanzó con el vehículo de lanzamiento R-7 y se incineró durante su reentrada el 4 de enero de 1958.




El Sputnik 1 fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética durante su programa Sputnik, la mayoría de ellos con éxito. Le siguió el Sputnik 2, como el segundo satélite en órbita y también el primero en llevar a un animal a bordo, una perra llamada Laika. El primer fracaso lo sufrió el Sputnik 3.
                                                          

Laika.

La perra Laika (en ruso Лайка, 'que ladra'), fue el primer animal vivo en órbita alrededor de la Tierra. Lo hizo a bordo de la nave soviética Sputnik 2, el 3 de noviembre de 1957, un mes después de que el satélite Sputnik 1 fuera puesto en órbita.
Al igual que otros animales en el espacio, Laika murió entre cinco y siete horas después del lanzamiento, bastante antes de lo planeado. La causa de su muerte, que no fue revelada sino hasta décadas después del vuelo (2002), fue, probablemente, una combinación del estrés sufrido y el sobrecalentamiento que, tal vez, fue ocasionado por un desperfecto del sistema de control térmico de la nave. Aunque Laika no sobrevivió al viaje, su experiencia demostró que es posible que un organismo soporte las condiciones de microgravedad, abriendo camino así a la participación humana en vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió al espacio 12 perros de los cuales 5 llegarían vivos de vuelta a la Tierra.

Tras el éxito del Sputnik 1, el líder soviético Nikita Jrushchov solicitó que se lanzara un segundo satélite artificial al espacio para el día del cuadragésimo aniversario de la revolución bolchevique, el 7 de noviembre de 1957. Cuando se recibió esta solicitud, ya se estaba construyendo un satélite más sofisticado, pero que no estaría listo sino hasta un mes después de la fecha requerida, por lo que fue descartado. El satélite descartado, sería el Sputnik 3.1
Fue necesario entonces construir otro satélite menos complicado, para poder cumplir con la fecha límite de noviembre. La decisión de lanzar el satélite fue tomada el 10 o 12 de octubre, lo cual dejaba al equipo de construcción con escasas cuatro semanas para construir el nuevo artefacto.2 La apresurada construcción del Sputnik 2 se vio complicada por el hecho de que esta vez se pretendía llevar a una criatura viva en su interior, en sólo cuatro semanas.3
La nave estaba equipada con instrumentos para medir la radiación solar y los rayos cósmicos, un sistema de generación de oxígeno, acompañado de sistemas para absorber dióxido de carbono, y otro para evitar el envenenamiento por oxígeno, también conocido como el efecto de Paul Bert. Se añadió un ventilador que operaba cuando la temperatura de la nave superaba los 15 °C, para mantener la temperatura del animal. Además, el satélite fue provisto con comida suficiente para un vuelo de siete días. La comida estaba en forma de gelatina.
También se diseñó un "traje espacial" para Laika. El animal fue equipado con una bolsa para almacenar sus desechos, y con un arnés que limitaba sus movimientos a sentarse, ponerse de pie o acostarse, ya que en la cabina no había espacio para dar vueltas. La frecuencia cardíaca de Laika podía ser monitorizada desde la Tierra, y otros instrumentos medían su ritmo respiratorio, presión arterial y sus movimientos.
El triste viaje de la perrita Laika.

haz clic para ver la historia:

 http://misviajesconhistoria.blogspot.com/2010/06/el-triste-viaje-de-la-perrita-laika.html



sputnik 3








fuentes:


                                                                      





27 de noviembre de 2015


Los animales espaciales.

El mono ardilla "Baker", que voló en un misil tipo Júpiter (representado en maqueta).
Una gran cantidad de animales fueron enviados al espacio con el objetivo de probar la supervivencia en los vuelos espaciales antes de intentar las primeras misiones espaciales tripuladas con humanos. Algunos, como la perra Laika que fue el primer animal en órbita, tomaron trascendencia mediática, otros en cambio no fueron tan conocidos, pero tuvieron una gran importancia en la evolución del conocimiento científico del espacio. En este articulo repasamos a las principales especies que han estado en el espacio. 

Las Moscas
 Los primeros animales enviados al espacio fueron moscas de la fruta, que partieron con semillas de maíz a bordo de un cohete V-2 a mediados de julio de 1946. El propósito del experimento era investigar sobre los efectos de la exposición a la radiación y a la elevada altitud.

Los Monos
Albert II, un mono de Rhesus, fue el primer simio enviado al espacio, tripulando un cohete V-2 lanzado desde los Estados Unidos en el 1949. Albert II murió en una colisión, después de que el sistema de paracaídas fallase.
Desde entonces, se han enviado muchos monos al espacio, especialmente en los años 50 y 60. Los monos iban al espacio con sensores que medían sus signos vitales, y con frecuencia eran anestesiados durante el vuelo.
Después de un breve viaje por la órbita terrestre, Ham,  amerizó en el Océano Atlántico. El y su cápsula fueron recuperados por un barco de rescate. Sólo sufrió una pequeña lesión en la nariz durante su vuelo.
Los monos "Able" y "Baker" fueron los primeros monos en sobrevivir a un viaje espacial en 1959. El 28 de mayo de ese año, el misil balístico intercontinental AM-18 transportó a "Able", un mono de Rhesus (de 3,18 kg de peso) y a un mono ardilla peruano de 310 gramos llamado "Baker". Los monos volaron en la cápsula frontal del misil (donde teóricamente se disponen las cabezas nucleares en un misil de ese tipo) hasta una altura de 579 km.
"Able" murió cuatro días después del vuelo, debido a una reacción a la anestesia empleada en la operación que iba a retirarle un electrodo infectado. "Baker" vivió hasta el 29 de noviembre de 1984 en el Centro Espacial de Huntville, Alabama.
Los Perros
El primer animal en órbita fue la perra Laika, que tripuló el Sputnik 2 el 3 de noviembre de 1957. Laika murió entre cinco y siete horas después del lanzamiento, bastante antes de lo planeado. La causa de su muerte, que no fue revelada sino hasta décadas después del vuelo (2002), fue, probablemente, una combinación del estrés sufrido y el sobrecalentamiento que, tal vez, fue ocasionado por un desperfecto del sistema de control térmico de la nave.
                                                                                                                      Perra Laika
La U.R.S.S. organizó el vuelo del Sputnik 5 (también conocido como Korabl-Sputnik 2), que llevaba a los perros Belka y Strelka. Fue la primera misión espacial en llevar mamíferos a altura orbital y traerlos a tierra con vida. Uno de los cachorros de Strelka, Pushinka, nacida después de la misión, fue el regalo que Nikita Khruschev dio a Caroline Kennedy en 1961. Muchos de sus descendientes viven en la actualidad. En la década de los 50, un total de 57 misiones rusas fueron tripuladas por perros.
 Belka y Strelka (Blanquita y Flechita en español) fueron las primeras en sobrevivir, de una docena de perros que enviaron al espacio después de la muerte de Laika.
                               Los chuchos Veterok y Ugolyok (Brisita y Ámbar en español) ostentan el récord canino con 22 días en el espacio.
Las Arañas
Recientes estudios indican que las arañas se pueden adaptar con facilidad a la vida en el espacio. Durante sus primeros días lucen “desorientadas”, y sus telarañas adoptan extrañas formas, pero luego de algunos dias logran crear telarañas con una presisa simetría. Experimento con arañas se ha convertido en uno de los pasatiempos favoritos de los astronautas. El comandante de la EEI, Mike Fincke comento: “Estamos impresionados con el hecho de que las arañas puedan adaptarse al espacio tan rapidamente”.

Otros animales
Francia, lanzó la primera rata al espacio el 22 de febrero de 1961. Dos ratas más fueron lanzadas en octubre de 1962. Un año más tarde (18-10-63) lanzaron al gato "Félix", con electrodos implantados en la cabeza para medir sus impulsos neuronales. "Félix" completó su misión y regresó con vida, aunque el siguiente gato espacial murió en su viaje.
En la Soyuz 20, lanzada el 17 de noviembre de 1975, un grupo de tortugas batieron el récord de estancia animal en el espacio, permaneciendo 90 días y medio a bordo de la nave.
El 12 de julio de 2006, Bigelow Aerospace lanzó su modulo espacial, el Genesis I. En el modulo se incluyeron cucarachas silbantes de Madagascar y alubias saltarinas mexicanas (semillas con las larvas vivas dentro de las polillas Cydia deshaisiana).
El 28 de junio de 2007, Bigelow lanzó el Génesis II, un modelo similar al Génesis I. Esta nave espacial cargó con las cucarachas silbantes de Madagascar, y además añadió escorpiones de piedra plana sudafricanos (Hadogenes troglodytes) y huevos de hormigas recolectoras (Pogonomyrmex californicus).
                                                              Albert, murió por sofocación al momento de ser lanzado al espacio en 1948.

      Albert II fue lanzado al espacio el 14 de Junio de 1949. Desafortunadamante murió al impactar en su descenso.
Los pequeños Baker y Able fueron encapsulados en la cabeza de un misil que fue lanzado a casi 500 kilómetros de altitud y... sobrevivieron.
                                          Juan, el primer astronauta.









 Fuentes:
A Brief History of Animals in Space (Nasa)
 Animals in Space
 MONKEYS AND OTHER ANIMALS IN SPACE

Unidad astronómica.


Unidad astronómica.

La unidad astronómica (UA) es una unidad de distancia que equivale a 149.597.870,66 km. Es aproximadamente igual a la distancia media entre la Tierra y el Sol, equivale a 8 minutos luz. Modernamente se define como la distancia desde el Sol a una partícula sin masa y libre de perturbaciones, que se mueve en una órbita circular alrededor del Sol con un período orbital de 365.2568983 días (año gaussiano) de efemérides
Fue en el siglo XVI cuando Nicolás Copérnico propuso que los planetas, incluida la Tierra, giraban alrededor del Sol, descartando el modelo de Ptolomeo de acuerdo al cual la Tierra era el centro alrededor del cual giraban los planetas y el Sol. Posteriormente Johannes Kepler, basándose en las cuidadosas observaciones de Tycho Brahe, estableció las leyes del movimiento planetario, las cuales se conocen justamente como las "leyes de Kepler". La tercera de estas leyes relaciona la distancia de cada planeta al Sol con el tiempo que tarda en recorrer su órbita (es decir el equivalente del año) y, como consecuencia, establece la escala relativa del sistema solar: basta con medir cuantos años tarda Saturno en darle la vuelta al Sol para saber cual es la distancia de Saturno al Sol en proporción a la distancia de la Tierra al Sol. Kepler estimó con muy buena precisión los tamaños de las órbitas planetarias en términos de la distancia Tierra-Sol, denominada "la unidad astronómica". Por ejemplo, fijó la distancia entre Mercurio y el Sol en 0,387 unidades astronómicas (el valor correcto es 0,389) y la distancia de Saturno al Sol en 9,510 unidades astronómicas (el valor correcto siendo 9,539). Sin embargo, ni Kepler ni ninguno de sus contemporáneos sabían cuanto valía la, esta unidad astronómica, y por tanto ignoraban completamente la escala del sistema planetario conocido, que en aquél entonces se extendía hasta Saturno.
Desde los tiempos de Hiparco, un par de siglos antes de Cristo, hasta los de Tycho Brahe, los astrónomos suponían que la unidad astronómica era unas seiscientas veces mayor que el diámetro de la Tierra, lo que vendría siendo unos siete y medio millones de kilómetros. A falta de alguna medición los expertos debían conformarse con intentar adivinar el valor, dando un número que no tenía mayor fundamento que el parecer "adecuadamente" grande pero congruente con que el Sol fuera comparable en tamaño con la Tierra. Kepler sospechó que el valor real debía ser unas tres veces mayor (unos 22 millones de kilómetros), con lo cual, incomodamente, el Sol debía ser quince veces mayor que la Tierra. 
Partiendo de las leyes de Kepler, bastaba medir la distancia de un planeta cualquiera al Sol, o a la Tierra, para conocer la unidad astronómica. En 1659 Christian Huygens midió el ángulo que subtiende Marte en el cielo y, atribuyendo un valor al diámetro de este planeta, estimó que la unidad astronómica debía ser 160 millones de kilómetros, es decir siete veces mayor que lo estimado por Kepler pero de hecho menos de 10% por encima del valor real. Sin embargo esta medición no era aceptada ya que, como el mismo Huygens reconoció, todo dependía del valor que uno atribuyera al tamaño de Marte. Curiosamente, Huygens adivinó con notable exactitud el tamaño de Marte.
 Se conocía otro método más fiable, pero que requería mediciones muy difíciles de realizar: el método de paralaje. Si dos personas situadas en puntos alejados de la Tierra, digamos en París y en Tonantzintla, observan simultáneamente la posición de un planeta en el cielo en relación a las estrellas de fondo, sus mediciones dan una pequeña diferencia que corresponde al ángulo que subtiende la línea París-Tonantzintla vista desde este planeta. Conociendo este ángulo, y la distancia París-Tonantzintla, se deduce el valor de la unidad astronómica. En la práctica existían tres dificultades: primero, no se conocían bien las distancias en la Tierra; segundo, la medición del tiempo no era suficientemente precisa como para permitir mediciones simultáneas entre puntos muy alejados; y, tercero, la medición de la posición aparente del planeta en el cielo debía ser muy precisa. Pasó más de medio siglo antes de que fuera posible medir el paralaje de un planeta: en 1672 Jean Richer viajó a Cayenne, en la Guyana Francesa, para medir la posición de Marte en el cielo en el mismo instante en que sus colegas en París hacían la misma medición. Richer y sus colegas estimaron el valor en 140 millones de kilómetros.

 Con el tiempo se desarrollaron métodos más precisos y fiables para estimar la unidad astronómica, en particular el propuesto por el matemático escocés James Gregory y por Edmund Halley (el mismo del cometa) que se basa en mediciones del paso de Venus o Mercurio frente al disco solar, empleado hasta principios de este siglo. Las mediciones contemporáneas se hacen con técnicas láser o de radar y dan el valor 149.597.870 kilómetros, con una precisión de uno o dos kilómetros.

                                  Dust in the wind – Kansas.






fuentes: Uruguay Educa.
                Datosteak.




Colisión Vía Láctea-Andrómeda.


Colisión Vía Láctea-Andrómeda.
La colisión entre las dos galaxias más grandes del Grupo Local, la Vía Láctea y Andrómeda es un evento que se cree tendrá lugar en el futuro, y en el cual las dos galaxias acabarán por fundirse en una galaxia mayor (muy posiblemente, una galaxia elíptica).
Si bien se sabe que ambas galaxias se acercan a una velocidad de alrededor de 300 kilómetros por segundo referida al Sol y que se aproximarán dentro de aproximadamente 3000 millones de años, al desconocerse la velocidad tangencial de Andrómeda no se sabe aún si se producirá en ese momento tal colisión para ello habrá que esperar al lanzamiento de la misión Gaia en el 2013, con la cual se sabrá ese dato, ó más adelante; lo único que está claro es que, con mucha probabilidad, tarde o temprano acabará por ocurrir, y así investigaciones recientes realizadas con ayuda del Telescopio Espacial Hubble no sólo confirman éste escenario sino que sugieren que la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda se acercarán mucho dentro de 3870 millones de años y que la fusión final entre ambas tendrá lugar dentro de 5860 millones de años.
Con el paso de los años la galaxia de Andrómeda parecerá ir aumentando de tamaño al irse acercando hasta llegar un momento en el caso de que ambas galaxias fueran a chocar en el que el cielo estaría dominado no sólo por la banda difusa que es como se ve nuestra galaxia, sino también por Andrómeda, que aparecería probablemente similar a como la podemos ver hoy, sólo que mucho mayor, lo suficiente como para poder ver a simple vista su estructura espiral. Esta impresionante vista duraría unos pocos millones de años, un tiempo breve en términos astronómicos, tras los cuales Andrómeda se pondría de canto y su gravedad, combinada con la de la Vía Láctea, empezaría a actuar, y tanto más cuanto más cerca estuvieran una de la otra. La interacción gravitatoria entre las dos galaxias provocaría la acentuación de la estructura espiral en ambas, así como un notable aumento de la formación estelar en las dos al comprimirse el gas de sus discos, y colas de estrellas, gas, y polvo expulsadas al espacio intergaláctico que eventualmente caerían de nuevo a las dos galaxias o que se romperían formando galaxias satélites; en un primer momento, Andrómeda y la Vía Láctea vistas desde lejos parecerían las galaxias NGC 2207 e IC 2163, las cuales actualmente están interaccionando, y al irse alejando recordarían a la Galaxia de las antenas.
Las dos galaxias se alejarían una de la otra hasta que su atracción gravitatoria las frenara y las obligara a acercarse de nuevo la una a la otra, y esta vez de manera definitiva. Las dos chocarían finalmente esta vez de frente, y el resultado de ello sería un violento brote de formación estelar e incluso, dada la presencia de agujeros negros supermasivos en el centro de cada galaxia, que tras fusionarse ambos con una violenta emisión de ondas gravitatorias se acumulara gas allí que formara un quasar y la fusión definitiva de las dos galaxias para formar posiblemente una galaxia elíptica gigante, que ha sido bautizada con nombres como Lactómeda.
Es importante hacer notar que, pese a la violencia del evento, las colisiones entre estrellas serían muy raras debido a su gran pequeñez en comparación con la inmensidad del espacio que hay entre ellas si el Sol fuera una canica de centímetro de diámetro, Alpha Centauri (la estrella más próxima) estaría a alrededor de 300 kilómetros.
Ya en 1959 se sugirió la probabilidad de que éste evento sucediera, pero hasta recientemente no ha podido verificarse lo que ocurriría gracias al uso de simulaciones informáticas; las más recientes confirman este modelo con diferencias como que, de acuerdo con dichas simulaciones, por entonces quedará poco gas en los discos de Andrómeda y la Vía Láctea, por lo que el mencionado brote estelar que se produzca será bastante débil; sin embargo, puede quedar el suficiente para producir un núcleo galáctico activo ó incluso el mencionado quasar al acumularse el gas en la región central.
De acuerdo con investigaciones recientes, en éste evento es muy posible que esté también involucrada M33, la tercera galaxia más importante del Grupo Local. Los modelos sugieren escenarios que van desde una colisión entre la Vía Láctea y Triángulo antes de producirse la colisión con Andrómeda hasta una expulsión del Grupo Local de la segunda, pero la más probable es que entre en una órbita alrededor de Lactómeda pero para acabar también fusionándose con ella en un futuro aún más remoto.
Fuente texto:Wikimedia
imágenes: NASA
                                               


                                                Jane's Addiction