Los planetas
diminutos.
Giuseppe Piazzi.
Cuando Piazzi descubrió Ceres en 1801, se pensó que
ése era el planeta perdido. En efecto, a finales del XVIII, tras el
descubrimiento de Urano, la predicción de que tenía que haber otro planeta en
el gran hueco entre Marte y Júpiter había ganado mucha fuerza. Incluso se había
organizado una 'policía celestial' que rastreaba el zodíaco para su búsqueda.
Pero a los astrónomos les esperaba una sorpresa mayor. Tras localizar a Ceres,
en seguida se descubrieron otros tres 'planetas' similares: Palas, Vesta y
Juno. Sin embargo, comparados con los ya conocidos, todos estos 'planetas' eran
verdaderamente diminutos (mucho más pequeños que la Luna).
La realidad es que Ceres, Palas, Vesta y Juno no
eran planetas, sino los miembros mayores de una nueva familia de pequeños
cuerpos del sistema solar: los asteroides.
cinturón de asteroides
El planeta perdido.
El descubrimiento de Urano en 1781 supuso un
espaldarazo para la ley de Titius-Bode que establecía que la distancia de un
planeta al Sol (en Unidades Astronómicas) tiene la forma: d = 0,4 + 0,3 k,
donde k es el número 0 (para Mercurio), 1 (para Venus), 2 (para la Tierra), 4
(Marte), 16 (Júpiter), 32 (Saturno) y 64 (Urano). La secuencia k=0, 1, 2, 4,
(¡!), 16, 32, 64 indicaba por tanto que tenía que haber un planeta situado
entre Marte y Júpiter que correspondería al valor k=8 (esto es, 2,8 veces más
distante del Sol que la Tierra).
planetas diminutos.
Muchos astrónomos estaban fascinados por la
relación de Bode y por la posibilidad de encontrar un planeta nuevo. El
eminente astrónomo francés Joseph Lalande (1732-1807) estimuló emprender una
búsqueda sistemática. En septiembre de 1800, el austríaco Franz Xaver von Zach
(1754-1832) organizó el rastreo para cazar al esquivo planeta perdido, para
ello capitaneó una 'policía celestial' compuesta por veinticuatro astrónomos
que se repartieron la exploración exhaustiva del zodíaco. Pero un sacerdote
italiano, Giuseppe Piazzi (1746-1826), fue más rápido que esa policía.
ceres
¡El planeta, por fin!
Piazzi había trabajado en Londres con el gran
fabricante de telescopios Jesse Ramsden. Este último había desarrollado un
método para grabar de manera mecanizada la escala sobre el círculo de posición
de los telescopios, lo que mejoraba enormemente la precisión de las medidas de
las posiciones estelares. Una vez instalado en el Observatorio de Palermo,
Piazzi disponía de uno de esos telescopios de precisión montado sobre círculo
vertical. Y equipado con este telescopio, Piazzi emprendió pacientemente la
elaboración de un catálogo estelar que debía mejorar en precisión a todos los
existentes.
Pero el 1 de enero de 1801, Piazzi encontró un
objeto que se movía respecto de las estrellas, es decir un objeto del sistema
solar. Este objeto, bautizado Ceres por el italiano (en honor de la diosa romana
protectora de Sicilia), resultó estar entre Marte y Júpiter, exactamente 2,8
veces más distante del Sol que la Tierra. Todo parecía indicar que Piazzi había
descubierto el planeta perdido, esto es, el que correspondía a k=8 en la ley de
Bode.
¿Planetas
diminutos?
Sin embargo, cuando William Herschel utilizó sus
grandes telescopios para observar Ceres, quedó sorprendido de lo débil que era
este 'planeta', sus medidas indicaron que era mucho menor que la Luna. Y, por
si esto era poco, el astrónomo alemán Heinrich Olbers descubrió en 1802 otro
objeto similar a Ceres que fue denominado Palas. Explorando esa misma región
del cielo, cinco años más tarde, Olbers descubrió otros dos objetos más del
mismo tipo: Vesta y Juno. Todos ellos parecían planetas, pero planetas
diminutos. Sus pequeños tamaños llevaron a argumentar a Herschel que no podían
ser auténticos planetas y acuñó para ellos el término 'asteroides'.
Pero durante muchos años, debido a las limitaciones
de los telescopios existentes, no se localizaron asteroides nuevos y Ceres
permaneció catalogado como un auténtico planeta durante medio siglo.
Ceres comparado con la Luna y la
Tierra.
El cinturón de asteroides.
Sería la introducción de la fotografía astronómica
lo que generaría una gran explosión de descubrimientos de estos pequeños
cuerpos. A finales del siglo XIX ya se conocían más de 300 asteroides, hacia
1920 un millar, hacia 1989 diez mil, y hoy se conocen unos 400.000. Estos son
los mayores objetos de los varios millones de rocas que forman el denominado
'cinturón de asteroides'.
Olbers pensó que los asteroides podían ser los
restos de un planeta que había ocupado un día la región k=8 entre Marte y
Júpiter pero que había sido destruido por algún cataclismo.
Hoy sabemos que la masa total del cinturón de
asteroides es mucho menor que la de la Luna (tan sólo un 4%). Ceres (que
contiene un tercio de la masa total del cinturón) tiene un tamaño de 900 km y
tan sólo unos cuantos asteroides superan los 250 km. Este conjunto de pequeñas
rocas no puede por tanto constituir los restos de ningún planeta destruido,
simplemente se trata de fragmentos que no pudieron llegar a ensamblarse en un
planeta en el momento de la formación del sistema solar.
Al poco de su descubrimiento, hacia mediados de
Febrero de 1801, Ceres estaba demasiado cerca del Sol y Piazzi lo perdió de
vista. A partir de las pocas observaciones que había hecho intentó calcular la
órbita para volver a observarlo, pero había demasiadas incertidumbres en el
cálculo de órbitas elípticas empleando pocas medidas. Al caer enfermo, Piazzi
envió los datos a otros astrónomos en Europa que tampoco pudieron resolver el
problema.
Afortunadamente, los datos llegaron finalmente a
las manos de un joven y brillante matemático, Carl Friedrich Gauss (1777-1855),
quien desarrolló un método matemático específico para el cálculo de una órbita
elíptica a partir de tres medidas y predijo las posiciones de Ceres con gran
precisión. Zach reobservó Ceres, exactamente en la posición predicha por Gauss,
en la última noche del año 1801. El 'método de Gauss' para cálculo de órbitas
ha seguido utilizándose hasta nuestros días.
* En Agosto de 2006, la Unión Astronómica
Internacional introdujo el nuevo término 'planeta enano' para designar a los
cuerpos que, no siendo satélites, (1) orbitan en torno al Sol, (2) tienen masa
suficiente para que su propia gravedad les haya dado forma cuasi esférica, y
(3) no han limpiado la zona de su órbita de la presencia de objetos planetesimales.
Ceres encaja bien dentro de esta definición, por lo que su estatus actual
-junto con Plutón, Eris y otros- es el de 'planeta enano'.
* En honor de Urano se había nombrado 'Uranio' a un
nuevo metal identificado en 1789. De manera análoga, en honor de Ceres y Palas
se nombraron 'Cerio' y 'Paladio' a dos nuevos elementos descubiertos en 1803.
* En memoria de Piazzi se nombró al asteroide
(1000) Piazzia. También lleva el nombre 'Piazzi' un cráter que fue
marginalmente descubierto sobre la superficie de Ceres por el telescopio
espacial Hubble en el año 2001.
fuente: elmundo.es
fotos: NASA
fotos: NASA
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